Con la casa de Tapia hemos tenido el placer de aceptar un nuevo reto. Las premisas propuestas por el cliente eran claras: Una vivienda concebida para adaptarse a distintas parcelas, de tamaño contenido, y cuya construcción pudiese conjugar fiabilidad total y depuración estética.

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Quisimos ir más allá de dichas premisas, y propusimos al cliente un modelo más flexible basado en dos pabellones, que corresponden a la zona de día y la zona de noche respectivamente. Al articular la posición de ambas partes es posible sacar mayor partido a las características de las diferentes parcelas: Orientación del sol, vistas, posición del acceso...

Adicionalmente, ambos pabellones pueden alargarse sin problemas para obtener zonas de día más grandes o variar el número de dormitorios.
Sencilla, honesta y sin artificios, la casita de Tapia basa sus virtudes en un esquema nítido de muros de carga y una silueta limpia, que garantizan un comportamiento estructural intachable sobre cualquier terreno edificable y una facilidad de mantenimiento incomparable, dado que tareas como la limpieza y pintura son ejecutables con una simple escalera.
Los espacios interiores resultan, así, sinceros y útiles, específicamente diseñados para tener una escala humana y producir en torno a la casa espacios acogedores que hacen de puente con el exterior.